Saturday, May 13, 2006

 

¿QUE ES PRIMERO? ¿EL MIEDO O LA IMAGINACIÓN?

Mi marido se había ido de viaje y yo me moría de susto dormir en la casa sin él.
Metí a los niños en mi cama, me tomé un flunitrazepan, que en esa época se vendía sin receta, y a dormir todos juntitos. En eso estábamos, cuando entre sueños, siento fuertes golpes similares a cerrar cajones. No atino a despertar, más que mal estoy bajos los efectos de una benzodiazepina, que se usa en el tratamiento del insomnio y también como sedante hipnótico pre-anestésico. (Suena fuerte el nombre, pero mucho más fuerte eran mis temores).
Bueno volviendo al cuento, la cosa es que entre golpe y golpe abro los ojos y veo desde mi cama, que la puerta del dormitorio que había dejado cerrada se encontraba abierta, y aparte y lo peor, todas las luces de la casa prendidas. Entre lo que me demoré en atinar, que yo no estaba soñando, sino que estaban ocurriendo cosas en mi casa, veo pasar por el pasillo de los dormitorios, la figura de hombre alto, y vestido de oscuro.

Salté de la cama y corrí a la pieza de mi nana que obviamente estaba al otro lado de mi dormitorio, para decirle que Javier, el más chico de mis hijos, estaba con una crisis de asma tremenda y vomitado entero.


Rosa corría apurada atrás mío para ayudarme a cambiar cama, niños, etc., pero al momento de entrar al dormitorio vio tres cabecitas rubias que asomaban entre la almohada y las sábanas, todo en orden, todo limpio, y en sus séptimos sueño. Se quedó helada mirándome, pensando que yo estaba con una pesadilla tremenda, mientras yo volaba a la entrada de la casa a llamar a la Ambulancia, - de acuerdo a lo que le gritaba- , dada la gravedad en que se encontraba Javier. Debo reconocer que es posible que pensara que me había trastornado. De acuerdo al cuadro, estaba dentro de la realidad más cercana.

Atravesé por tercera vez toda mi casa mirando con la vista al frente, yo sabía que el hombre estaba dentro de la casa, probablemente en el dormitorio de la gordita y era mucho mejor que el creyese que yo no lo había visto y que a quién iba a llamar era a los médico. De esta manera, el no nos haría nada, solamente arrancaría, apenas le presentaramos la oportunidad. (Pensamiento en el trayecto al teléfono)
Marqué a Carabineros y comiéndome el auricular, susurrándoles les explico que hay un hombre en mi casa, doy mi dirección, teléfono, le ruego que no vengan con sirena y cuelgo, por supuesto que repito la operación de la vista al frente por el pasillo, hasta llegar a mi pieza y agotada me siento junto a Rosa a esperar que la AMBULANCIA llegara. Todo esto hablado en voz muy alta, mientras ella, me miraba atónita, sin entender absolutamente NADA.


El portón estaba a unos sesenta metros de la puerta de la casa, por lo que solo pensar que la Rosa debía ir a abrirles a los carabineros y yo quedarme con los niños y el “hombre” me producía taquicardia. Cuando sentí la campana de la casa, grité como loca

- Rosa, al fin llegó la ambulancia ¡vaya corriendo a abrirle el portón!, Javierito ya no puede respirar

.- Ya señora, voy corriendo, pero no veo que……

.- Vaya Rosa, ¿Quiere que se me muera el niño?

No quería que me agregara que le parecía raro, que no veía nada anormal , que.

.- Voy corriendo

- No me conteste y apúrese.

No entendió nada, pero corrió a abrir el portón ingresando raudamente Carabinero de Chile.De la “cuca” se bajaron cuatro policías junto a un perro policial abarcaron la casa completa; el jardín fue revisado por el perro y su amo, el sector de cocina por otro, un tercero en el hall de entrada que es el lugar clásico de observación de todo y por último el que "barrió" cada dormitorio, baño, sala de estar etc.

La Rosa junto a los niños, por si despertaban. Yo como sombra del policía que recorría los dormitorios. Todos con sus armas de servicio fuera, en actitud de combate, en que la adrenalina no solo se respiraba, sino se veía en el aire., yo por mientras contándole todo lo sufrido, visto, temido y pasado. Que me acosté...., que la puerta la dejé cerrada....., que los sonidos de cajones.., que todas las luces de la casa prendida..., que el hombre de un metro noventa aproximadamente en el pasillo..., vestido de oscuro..., que ……

Una vez revisado y analizado cada milímetro de la casa, se llegó la conclusión, por parte de ellos, que no había olor a tercero, no se encontró ninguna puerta ni ventana abierta, ni huellas. Amablemente, me ofrecieron, rondar por la casa no solamente esa noche, sino todas las necesarias hasta que llegara mi marido. Observé al perro nuevamente. Figuraba echado a la entrada de mi dormitorio, en paz, calmado, con la plena certeza de misión cumplida, y yo sin respetar su descanso, solicité si podían echar el “último vistazo”.

Cerca de amanecida se fueron. Al “hombre” no encontraron.Angustiada, partí a mi cama y la Rosa gentilmente se ofreció para acompañarme hasta que me quedara dormida, yo no contestaba, solo estaba abriendo las tapas de la cama para meterme en ella, cuando ve a los tres niños y...

- ¿Por qué la gordita está con la parte de abajo del pijama color rojo, si yo la costé con el amarillo?

- No se…

.- ¿A ver? La Isita despierta, abre sus enormes ojos azules y un poco confundida pregunta- ¿Qué pasa mamá?

- Mi amor, es que la Rosa dice que porque estás con el pijama rojo

- Porque me hice pipí

- ¿Cómo?

- Es que tomé mucho agua

- ¿Y?

- Me fui corriendo a la cocina, tome una escoba y me vine prendiendo todas las luces de la casa, me metí en mi closet, y no encontraba en que cajón guardan mis pijamas, me cambié la parte de abajo, me fui al baño y traje toallas que puse sobre el colchón para seguir durmiendo, y…

Por mientras, Rosa se levantó para revisar el closet de la Isi. Efectivamente, en un rincón se encontraba el causante de tanto alboroto. EL PANTALON DEL PIJAMA AMARILLO, empapado, testigo silencioso de tanta locura.

Había amanecido, eran cerca de las siete de la mañana, la Rosa en su pieza, me imagino intentando dormir un rato, yo con poquito de vergüenza……, los carabineros continuando con sus rondas, llamado por teléfono y dándonos tranquilidad, no por nada su himno dice:“Si el mal acecha la paz del nido,do la inocencia se cobijó,vamos sin miedo tras el bandido; somos del débil el protector”.


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