CUENTACUENTOS-CUENTISTA

Como tantas cosas que me ocurren el último tiempo, esto también me paso.

Pensé que ha nadie le interesaría mi Nissan Sentra 1.6 del año 1993. Craso error!!!

Siempre hay alguien que desea lo que tenemos porque "el pasto del vecino es más verde", con la diferencia que este era nuestro bien familiar. Si esa tarde lo había presentido, cuando mis hijos me lo pidieron para ir al concierto del Dady Yankee a la Arena del Parque O'Higgins. Y de hecho lo comentamos. Cerca de las diez de la noche, en circunstancias que me encontraba metida ya en mi cama, recibo la llamada para decirme que le habían robado el "papú".

Pensé que era broma, y le dije apurada "tomate un taxi y chao", cortando rapidamente la conversación.

Volvió a sonar el teléfono y mi hijo con voz angustiada, y un poco descolocado de mi modo de actuar, me ratifica su denuncia. Viene todo el procedimiento latoso, que espera, que voy a llamar a carabineros, que debes dejar constancia para efectos del seguro, etc... que no te preocupes.

Una vez realizado todo el operativo me puse a pensar ¿Porqué estos malandrines no me robaron al marido que me sirve bastante menos que mi autito?

Los problemas comenzaron:

- No tengo gasto de bencina pero en M-M-T (micro-metro-taxi) me come toda la plata

- No puedo ni ir a misa el fin de semana, a pesar que un día viernes fui hasta el cine del Alto Las Condes y después a comer a un restaurante peruano de Santa Isabel. A mucha honra

- He debido ir al Lider en colectivo, lo cual es muy picante, porque primero debo llamar a un radio taxi para que me lleve, luego de hacer las compras durante una hora aproximadamente, y con las bolsas acuesta, me paro en la puerta del supermercado a esperar que un modelo igual al mio, pero de color negro con amarillo, cargue todos mis articulos de limpieza, alimentación, perfumería y delicateses, observando constantemente que no me vayan hacer lesa con una bolsa, porque ahora estoy desconfiando hasta de mi propia sombra, y me lleve lo más directo posible a mi hogar. Esta prueba superada, la efectuado en dos oportunidades; una con mi hermana, la cual anda con yeso en su pie, lo que da un efecto más dramático y pobretón aún, y la otra con mi marido vestido de pie a cabeza de ropa marca "Polo". ¡Que contrariedad!

A los quince días del robo me avisa carabineros que fue encontrado con los malandrines adentro.

Nuevamente en taxi nos trasladamos con mi hijo a la tenencia. El auto ha sido chocado por todas partes, hasta con una micro. Ha sido comprobado que fue usado en al menos tres asaltos, y para más mala cacha, estos rotos picantes han dejado un corta viento en el asiento trasero, que al sacarlo me encuentro con una billetera similar a la de mi hijo, ingenuamente la abro y me desconcierta encontrar un santito de San José, un paquete grandecito de marihuana y unos papelillos de coca. El impacto es brutal, y el asco viene desde lo profundo de las entrañas.

Pero como todo en la vida, mi ángel bueno para subirme el litio me predica:

- No te preocupes, siempre hay alguién peor que tú